BREVE RESEÑA
La Comisión Chilena de Derechos Humanos fue fundada en 1978.
El objetivo de la Comisión, planteado en su Acta Constitutiva, fue “… trabajar en nuestro país, como organismo no gubernamental, en forma pluralista, libre y autónoma, por la vigencia efectiva, respeto, protección y promoción de los derechos económicos, sociales, culturales, civiles y políticos consagrados en la carta internacional de derechos humanos, en los tratados, resoluciones y acuerdos complementarios de Naciones Unidas y demás organismos internacionales de los cuales Chile es miembro.”1 Siguiendo esos principios, la Comisión pasó a ser una de las principales organizaciones de defensa de los Derechos Humanos en Chile y se convirtió en un referente de oposición al régimen militar.
Durante los años de la dictadura, la institución contó con un equipo de más de 300 funcionarios y colaboradores, muchos de cuales trabajaron de manera voluntaria. Las principales actividades desarrolladas por la Comisión fueron en su mayoría financiadas por organizaciones internacionales de promoción y defensa de los derechos humanos, y estuvieron enfocadas a cumplir dos objetivos principales: por una parte, difundir y denunciar las violaciones a los derechos humanos que se estaban cometiendo en Chile, a través de la publicación de Informes Mensuales y Boletines Internacionales; y por otra, educar y promover los derechos humanos mediante la organización de seminarios, charlas, debates, y proyectos educativos dirigidos a toda la población, principalmente a los sectores más populares.
Al mismo tiempo, estos objetivos eran desarrollados a través del trabajo con los Comités de Base, organizaciones comunitarias que se generaban en las poblaciones y en los sectores sociales más vulnerables de la ciudad de Santiago; y a través de las diferentes filiales regionales de la Comisión Chilena de Derechos Humanos que se fueron fundando a lo largo del país.
Asimismo, cabe destacar el trabajo realizado por la Comisión a través del programa Acción Jurídica, destinado a prestar apoyo judicial a las víctimas de la dictadura y a sus familiares, que acudían a la Comisión con el objeto de interponer denuncias, presentar recursos de amparo y conseguir ayuda para encontrar a los desaparecidos. De forma paralela, se trabajó con los cientos de presos políticos recluidos en las cárceles de alta seguridad. A través de un programa especial, la Comisión Chilena de Derechos Humanos les brindó apoyo judicial y, de modo clandestino, logró difundir algunos testimonios de los presos a través de las cartas y notas que los funcionarios de la Comisión sacaban de las cárceles escondidas en los sombreros y las bastas de blusas y faldas
A partir de 1990, la Comisión Chilena de Derechos Humanos debió acomodar sus actividades al nuevo contexto. Esta reestructuración fue necesaria no sólo porque ya no se vivía bajo una dictadura militar, sino porque con el retorno a la democracia la ayuda internacional fue decayendo, y porque muchos de los funcionarios y colaboradores debieron salir en busca de trabajo.
Bajo esas circunstancias, la Comisión Chilena de Derechos Humanos centró sus actividades en torno a los temas de Educación y Difusión –a través de publicaciones y de actividades de promoción- y reforzó los programas enfocados a la defensa y difusión de los derechos humanos de los grupos más vulnerados de nuestro país: las mujeres, los niños, los trabajadores, los indígenas, entre otros. Asimismo, se enfocó en el servicio prestado a través de su Centro de Documentación, que se había ido formando durante los años de existencia de la institución y que en la década de los 90 fue abierto a los investigadores, estudiantes e incluso a las víctimas que en los primeros años de la democracia dieron su testimonio ante la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación.
El 12 de junio de 1991, la Comisión Chilena de Derechos Humanos se constituyó como Corporación sin fines de lucro bajo Registro N°34883, Decrero/Resolución: 00629 vigente al día de hoy.