Fuente: El Desconcierto.
A través de un descarnado análisis, el presidente de esta entidad, Alonso Salinas, enfrenta las urgencias de nuestro país, haciéndole un llamado a Mario Desbordes y Sebastián Sichel en virtud de la problemática de los colegios emblemáticos de Santiago y Ñuñoa. «Estos adalides y prometeos de la seguridad y el orden, no entienden que la amenaza no está en los jóvenes, sino en la sociedad que ellos mismos son cómplices de preservar», asegura.
Ad portas del 2025, y en medio de un álgido 2024, quisimos conversar con Alonso Salinas, presidente de la Comisión Chilena de Derechos Humanos (CCHDH), para indagar en la postura de esta entidad respecto de diversas materias de debate público.
En este contexto, accedió a contestarnos algunas preguntas a través de las que aborda temas como la crisis migratoria, lo sucedido en el Internado Nacional Barros Arana (INBA), las nuevas administraciones comunales de Santiago y Ñuñoa, y lo ocurrido en la Escuela Miguel de Cervantes.
“Hay una profunda descomposición social”
-¿Cómo considera que se encuentra la situación de los derechos humanos en nuestro país?
(Hay) una deuda profunda, una democracia incompleta, puesto que el autogobierno civil no se condice con una democracia económica, hay una profunda descomposición social donde las amplias mayorías no participan de las amplias riquezas que nuestro país produce en sus industrias extractivas, servicios o financiera.
Hay un incumplimiento constante de las obligaciones del Estado de los derechos económicos, sociales y culturales, única garantía de la paz social, la convivencia pacífica y el ejercicio efectivo de los derechos básicos como la vida, la libertad de trabajo o asociación.
¿Cómo puedo tener garantizada la integridad física y psíquica si estoy privado de la seguridad social, de la salud o de un medio ambiente libre de contaminación?
Se contrapone la vida familiar al trabajo de forma antagónica, no hay fuero para padres, no existe subsidio ni descansos -a menos que mueran las madres trabajadoras-, dañando el interés superior del niño, niña y adolescente, contraviniendo la corresponsabilidad parental y vulnerando la esencia del trabajo decente.
Asimismo, tenemos un sistema de seguridad social fundado en el ahorro individual con una administración particular que no responde por las pérdidas, afectando los principios de universalidad objetiva y la integridad o suficiencia de las pensiones.
Qué decir de la paupérrima pensión básica solidaria de invalidez, ¿alcanzan las pensiones para que una persona subsista como (si) siguiera trabajando en virtud de su imposibilidad involuntaria de trabajar? No se cumple lo señalado en los Convenios 35 y 102 de la OIT (Organización Internacional del Trabajo).
– ¿Qué pasa con el derecho al acceso a la justicia y la reparación integral para las víctimas de la dictadura o del estallido social? Juicios empantanados que contravienen a lo estipulado en los artículos 8 y 25 del Pacto de San José de Costa Rica. Una auténtica denegación del plazo razonable y las diligencias necesarias. Acompañado de un abuso excesivo de las facultades del Ministerio Publico para archivar, para decidir no perseverar, para aplicar el principio de oportunidad, una falta total al deber del Estado de buscar la verdad y reparar a las víctimas.
Chile está al debe con su propio pueblo que tanto le ama y celebra en las Fiestas Patrias, una tarea pendiente que es una amenaza a la paz social, pues quienes se llenan la boca con la agenda de seguridad deben saber que la garantía del orden no es el plomo y el fuego, por el contrario, la paz es fruto de la justicia, del bien común.
Revuelta: Necesitamos condena a violadores de DD.HH
-Atendiendo a la situación del exgeneral director de Carabineros, Ricardo Yáñez y el resto de los formalizados por causas de derechos humanos alusivas al estallido social, ¿cómo espera que evolucione esta investigación y el juicio?
Esperamos avanzar conjuntamente (con) todos los querellantes (para) asegurar la efectiva acreditación de los tipos penales, especialmente para nosotros es relevante buscar la prueba, más allá de toda duda razonable, de la existencia de ataques generalizados o sistemáticos contra una población civil y con conocimiento de dicho ataque, o sin haber tomado las medidas pertinentes para evitarlo, por parte de los altos mandos en conformidad con el Estatuto de Roma.
La necesidad de estos juicios y la búsqueda de la verdad no radican en una venganza o retribución, por el contrario, son la base misma de la confianza en las instituciones para evitar la autotutela, para promover la paz y reparación integral de todas las víctimas, pues la verdad de los procesos es un elemento necesario de la reparación simbólica de quienes les cambió la vida irreversiblemente a través de la violencia sexual, la privación de la vista, y otros vejámenes horripilantes.
Al respecto, no podemos contentarnos con las sanciones a los perpetradores materiales, a los autores directos, sino que necesitamos por justicia que se condene a los autores intelectuales que, ya sea por acto u omisión, permitieron esta barbarie.
Fácil es la instrumentalización de las fuerzas de orden público y seguridad, o las Fuerzas Armadas en abuso del principio prusiano de obediencia y disciplina, pero extremadamente cobarde ocultarse. El sadismo no es una forma válida de hacer política, más aún con el monopolio de la fuerza que posee el Estado, por lo que los autores intelectuales deben responder, es indebido e injusto… no podemos aceptar la impunidad de quienes con poder de mando usaron como medio u obviaron sus deberes de prevenir y detener lo sucedido en el estallido social.
Necesitamos un proyecto político de esperanza
– En el ámbito de los DD.HH., ¿qué convocatoria le haría al presidente Gabriel Boric, considerando que se encuentra ad portas de iniciar su último año de gobierno?
Invitaría a su excelencia a volver a las comunas que visitó en la segunda vuelta de su campaña presidencial, tales como Lo Espejo o La Pintana, (que vaya a) ver la vida del poblador, de los allegados, de las tomas de terreno. (Que se acerque) a los millones de personas sin casa que viven en el hacinamiento, a quienes pasan frío y calor, que se encuentran privados de la privacidad de un hogar para su vida íntima. Que vea al pueblo que le votó y permitió ganar.
El Presidente debe mirar a los trabajadores, a los pequeños emprendedores, a los profesionales, a su nación, y sentirse compelido por su profunda necesidad económica, por su endeudamiento, por la denegación de sus servicios básicos, de la justicia misma. Debe comprender que la paz social se ve perturbada por la injusticia estructural de nuestro sistema económico y su ordenamiento jurídico, los cuales promueven excesivamente la propiedad privada como dominio arbitrario, la libertad contractual y la usura.
Debemos cambiar esa realidad y encaminar nuestro país a la realización de los derechos humanos en Chile.
A un año del término de su mandato, lo mejor que puede entregar a nuestro país, a nuestro pueblo, a toda la sociedad, especialmente a las nuevas generaciones, es un proyecto político de esperanza, que solucione los problemas y necesidades fundamentales de las personas.
Para ello, simplemente debe avanzar con mociones legislativas y políticas públicas centradas en la realidad innegable de la dignidad humana a través de las obligaciones positivas del Estado en el sistema internacional de derechos humanos.
«Más que nunca necesitamos de la migración»
-Pensando en los millones de migrantes radicados en Chile, de manera regular o irregular, ¿cómo espera que se aborde la crisis migratoria en relación a los derechos humanos?
Deben saber equipararse las necesidades de seguridad pública con los derechos humanos a migrar y la unificación familiar, en el marco de un respeto especial a los niños, niñas y adolescentes. Deben solucionarse los problemas de la migración irregular con una regulación de avanzada que permita proteger a las personas migrantes del tráfico de personas, de las bandas criminales y de la segregación social.
En tiempos en que especialmente necesitamos un cambio en la natalidad para el sustento tributario, previsional y laboral del país, con una sociedad muy avejentada, con una economía esclava de la especulación financiera, y esa falsa reproducción de riquezas muertas que no vienen del trabajo físico o intelectual, ni se reinvierten en la vida económica de las personas corrientes, más que nunca necesitamos -lo queramos o no- de la migración y de la llegada de divisas, de trabajo, de tecnologías y técnicas desde el exterior.
Pero no por ello podemos ignorar un problema creciente de problemas derivados de la migración irregular. Pero no podemos caer en la visión obtusa de querer denegarle al otro su carácter de persona por su color de piel, su dialecto, acento, gastronomía o cualquier otra diferencia, inclusive el criminal es una persona que merece ser tratada como tal.
Las nuevas ideas de un derecho migratorio del enemigo no aseguran un país más seguro necesariamente, pero sí, de forma definitiva, va a envilecer a nuestra sociedad en políticas de segregación inaceptables, especialmente cuando atentan la vida de los niños y niñas que llegan a nuestro país con sus padres, que por ejemplo se ven privados del acceso a la salud constantemente.
Debes buscar una solución que no deje de respetar la dignidad humana y asegure el resguardo especialmente de la indemnidad y acceso a los servicios básicos de las personas, no podemos negarle el medicamento, la comida o la educación a alguien por no tener papeles. Pero sí podemos resguardar mejor las fronteras y promover un ingreso regular a las personas buscándoles trabajo y lugares donde vivir, fortaleciendo así el desarrollo demográfico y económico de nuestro país.
Sichel y Desbordes “deberían promover justicia y diálogo”
-Ahora que asumieron nuevos alcaldes, y considerando el caso de colegios/liceos emblemáticos en comunas como Santiago y Ñuñoa, además de la situación particular del INBA, tras la explosión de hace unas semanas, ¿cuál es el llamado que le hace a Mario Desbordes y Sebastián Sichel?
Una nación que es indiferente a sus hijos, un Estado que mira a su prole como un objeto de tutela exclusivamente, y le priva del goce de una vida libre de violencia -ya sea económica, intrafamiliar o escolar- debe reconocer la advertencia del antiguo adagio: “cría cuervos, te sacarán los ojos”. Estos adalides y prometeos de la seguridad y el orden, no entienden que la amenaza no está en los jóvenes, sino en la sociedad que ellos mismos son cómplices de preservar, una sociedad centrada en el culto a la muerte donde el más fuerte, el más pillo -y corrupto- son impunes y premiados.
¿Qué ejemplo tienen nuestros hijos ante la corrupción rampante y la impunidad de los criminales de cuello y corbata?, ¿qué queda para los jóvenes cuando las oportunidades económicas no las ofrece la sociedad en su conjunto ni el Estado, sino las bandas criminales?
Tenemos un sistema educativo que no promueve las virtudes, no le importa la convivencia cívica, ni da herramientas reales a los jóvenes para desarrollarse vocacionalmente como persona en su porvenir humano hacia la adultez. Por el contrario, reina la cultura de la crueldad con el bullying, la idolatría a los corruptos en cargos de poder o a los narcotraficantes.
Si desean auténticamente ayudar a proteger la educación pública, ellos deberían ser los primeros en promover la justicia y diálogo social, deberían ser los primeros en colaborar en reformar el sistema educativo para que nuestra educación pública forme ciudadanos y no consumidores, edifique personas y no herramientas.
“La sociedad chilena está mal, extremadamente mal”
-¿Qué opinión le merece lo sucedido en un colegio de Santiago, donde un menor fue gravemente herido por dos de sus compañeros, contexto en el que se acusa bullying y hostigamiento a un niño de 10 años con TEA?
Lo más importante en la vida de una comunidad política, es lo más importante en la vida de una familia, base nuclear de esta comunidad, es decir, los niños, niñas y adolescentes. El dilema del bullying es un claro ejemplo de los productos de todos los males (a los) que me he referido, es una de las consecuencias de una sociedad en donde prima el individualismo descarnado y el utilitarismo moral, las personas se vuelven medios, inclusive a tan tierna edad, para desahogar la violencia de la indiferencia, de la soledad, de los abusos, del abandono.
Los involucrados -victima y victimarios- son resultado de la herida abierta de una estructura social impersonal: una forma de vida que desde la cultura, transmitida en la música o la televisión, hasta los principios y valores sociales más relevantes elevados en el derecho y nuestro ordenamiento económico, es infrahumana y no promueve la realización de las personas, sino que la disminuye a ser un medio, a ser un oprimido o un opresor, es la receta al caos social.
Los niños, niñas y adolescentes son ejemplificadores por su innata bondad, pero también, por este tipo de situaciones son la advertencia de que la sociedad chilena está mal, extremadamente mal. La tarea pendiente de quienes deseamos proteger, promover y asegurar la infancia y la adolescencia, recae en las acciones tendientes a la convivencia respetuosa y fraterna en el mundo escolar, pero serían estas totalmente ineficaces si no se cambia la cultura misma, para lo cual se requiere que Chile responda y cumpla sus obligaciones con la Convención de derechos de los niños, niñas y adolescentes.
Fuente: El Desconcierto.